TANGOTERAPIA, UNA APUESTA POR LA SALUD
Aunque es característico de la región del Río de la Plata, el tango se ha convertido
en el baile más popular de Argentina y de parte de Latinoamérica. Su
influencia ha llegado también a nuestro país y cada vez son más las personas que se
decantan por aprender esta sensual danza. Pero es que este “pensamiento triste que se
baila”, como bien lo describió el poeta Enrique Santos, también se usa como terapia
para tratar algunas enfermedades y trastornos, así como ejercicio para las personas con
diversidad funcional.
Y es que, si bien todos los géneros de baile confieren algún tipo de beneficio , bailar
tango ayuda a conectarte con la otra persona, a controlar mejor el propio cuerpo
y a trazar vínculos con el otro. El psiquiatra clínico y psicoanalista Federico Trossero,
autor del libro “Tango Terapia”, asegura en el diario Clarín que su acción terapéutica
“reside, fundamentalmente, en la intensidad y la profundidad de las emociones que
despierta cuando se baila y se escucha su música o su poesía”.
Asimismo, relata que el tango pone a quienes lo practican “en fuerte contacto
con nuestras dificultades, cualidades o conflictos, en una clarísima y
contundente muestra de cómo somos y cómo interactuamos con la pareja y el grupo”.
“Esto –añade- nos ayuda a superar las barreras de nuestro desarrollo personal y a llevar
adelante una vida plena de realizaciones y goce”.
Tal y como señalan otros expertos, el tango acrecienta el autoconocimiento,
potencia la autoestima, facilita los desbloqueos físicos y emocionales e integra
mente y cuerpo. El abrazo cerrado, el conocido como milonguero, es el que genera
mayor contacto y el que más se usa en las terapias que plantean el tango como una
herramienta eficaz. Genera tal contacto físico y emocional que pone en juego toda
nuestra química. Se busca confianza y encuentro, más allá incluso del placer erótico que
pueda generar.
Son todo ventajas
Además de todas las cualidades espirituales y emocionales que puede aportar el tango,
existen también algunas físicas que no podemos olvidar. En primer lugar, es bueno
para la salud cardiovascular, pues es un ejercicio de resistencia e intensidad.
Asimismo, aumenta la movilidad y mejora el equilibrio en aquellas personas en
personas con enfermedades como el Parkinson o incluso en aquellas que han sufrido
problemas cerebrovasculares.
Igualmente, ayuda a ejercitar la mente, pues la dificultad del paso y la importancia
de la interacción entre las parejas obliga a estar muy concentrado. Así, se ha
demostrado que el tango mejora la plena conciencia más que otras terapias
como la meditación, e incluso ayuda a controlar enfermedades degenerativas como
el Alzheimer.
Por último, los psicólogos que han usado el tango como terapia, especialmente en
Argentina, aseguran que las personas con diversidad funcional son capaces de
sentirse plenas al aprender los pasos y saber ejecutar el baile, aunque es importante
siempre tener en cuenta alguna serie de parámetros para realizar estas clases
terapéuticas con efectividad.
En definitiva, el tango es un baile con más de 100 años de historia, consagrado
en Argentina y Sudamérica y con cada vez más adeptos en el resto del mundo. Por eso,
su práctica puede ser realmente interesante para sobrellevar el estrés que nos produce
el día a día. ¿Te animas a practicarlo?
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